Los complementos vitamínicos reducen el riesgo de tumores cerebrales.
Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.
Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara y Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C.
Es muy común que los complementos vitamínicos se recomienden rutinariamente a las mujeres embarazadas.
En estudio recientemente publicado nos señala un beneficio inesperado: los niños de mujeres que tomaron estos complementos vitamínicos tienen menos riesgo de desarrollar tumores cerebrales más tarde durante su vida (Preston-Martin S, Pogoda JM, Mueller BA et al., Prenatal vitamin supplementation and risk of childhood brain tumors, International Journal of Cancer, 1998;11:17-22).
La mayoría de los investigadores creemos que las vitaminas pueden reducir el riesgo de cáncer al bloquear los efectos peligrosos de los nitritos en las carnes curadas, tales como el chorizo y las salchichas.
En el estudio señalado, los investigadores encontraron que entre más tiempo tomaron los complementos vitamínicos las mujeres embarazadas, mayor fue la reducción en el riesgo en sus niños de desarrollar tumores cerebrales.
El resultado fue que la mayor reducción de riesgo fue entre los niños diagnosticados y menores de 5 años de edad cuyas madres tomaron los complementos vitamínicos durante los 3 trimestres del embarazo.
Los niños que nacieron de estas madres tuvieron un 40 % menos riesgo de sufrir de tumores en el cerebro. En cambio, si la madre tomó los complementos vitamínicos durante solamente 2 trimestres, esta reducción en el riesgo fue nada más del 30 %.
La mayoría de las madres que participaron en este estudio clínico tomaron complementos multivitamínicos y algunas también tomaron complementos individuales. Los investigadores reconocen que es difícil separar los beneficios de los complementos individuales. Parece que en general las vitaminas A, C, E y el ácido fólico son los más importantes.
Este estudio clínico fue conducido en 8 centros médicos en 6 diferentes países. El uso de complementos vitamínicos varía de cerca del 3 % en los centros médicos franceses e israelitas hasta tanto como el 92 % en los centros médicos de los EE.UU.
Es muy importante aclarar - para conocer la trascendencia de este estudio - que la principal causa de muertes por cáncer en los niños en los países desarrollados, son los tumores del cerebro.
Este gran estudio clínico incluyó 1,051 casos de tumores cerebrales y 1,919 controles para su comparación.
Aparentemente la reducción en el riesgo de estos tumores del cerebro en los niños no está relacionada con la ingesta maternal de vitaminas antes del embarazo o durante la lactancia materna.
Uno de los mecanismos de acción para este efecto benéfico de los complementos vitamínicos durante el embarazo es porque se bloquea la formación de compuestos N-nitrosos en el tracto digestivo. Desde hace tiempo sabemos que los compuestos N-nitrosos se forman cuando los alimentos que contienen nitritos, como el tocino y las salchichas, se degradan en un medio ambiente ácido, como es el caso del estómago.
También sabemos que los compuestos N-nitrosos dañan al ácido desoxirribonucleico (ADN) y que causan tumores en los animales de laboratorio. Existen muchos otros estudios que han demostrado que las vitaminas pueden protegernos contra esta clase de daño.
Por otro lado, algunos estudios clínicos han descubierto que los niños tienen un riesgo relativamente alto de sufrir de tumores en el cerebro si sus progenitoras han consumido grandes cantidades de comidas que contengan nitritos mientras que estaban embarazadas.
Otro artículo de análisis de investigación relacionada a este tema describió la asociación consistente entre las mujeres embarazadas que consumieron alimentos que contienen nitritos y los tumores del cerebro en sus hijos.
Desde 1982 se han publicado 9 estudios parecidos y la mayoría demostró que la alta ingesta de estos alimentos que contienen nitritos duplicó el riesgo de sufrir tumores cerebrales en los niños (Bunin GR, Maternal diet during pregnancy and risk of brain tumors in children, International Journal of Cancer, 1998; 11:23-25).