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martes, 5 de junio de 2012

Las Cataratas, las Retinopatías y el soporte nutriciona

Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río.

Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara

La luteína y la zeaxantina son miembros de la familia de los carotenoides. La luteína típicamente se encuentra en combinación con su estereo isómero que es la zeaxantina. El miembro más conocido de esta familia es el beta caroteno. Son pigmentos amarillentos naturales solubles en grasa que se encuentran en algunas plantas, algas y bacterias fototéticas. Sirven como pigmentos accesorios que reúnen la luz y protegen a estos organismos contra los efectos tóxicos del oxígeno y la radiación ultravioleta.

Parece que también protegen a los seres humanos contra el daño fototóxico. La luteína y la zeaxantina se encuentran en la mácula de la retina humana, lo mismo que en los lentes cristalinos humanos. Se piensa que juega un papel en la protección contra la degeneración macular asociada con la edad.

La retina es una de las tres membranas del segmento posterior del ojo. Su función es transformar el estímulo luminoso en un estímulo nervioso. Es la membrana nerviosa del ojo y su territorio se extiende desde el nervio óptico hasta la pupila. Está formada por diez capas entre las que destacan el epitelio pigmentario, la capa más externa, y la capa sensorial, compuesta por fotorreceptores.

Para poder observar la retina, se hace un estudio conocido como fondo de ojo. En esta visualización de la retina sirven de referencia dos estructuras muy importantes: la papila y la mácula, que deben ser examinadas siempre al realizar un estudio del fondo de ojo. La papila corresponde al punto en que el nervio óptico se continúa con la retina, mientras que la mácula representa el punto más sensible de toda la retina, es decir, la zona de máxima de la visión.

La zeaxantina es el pigmento principal del maíz amarillo “zea mays” de donde deriva su nombre. También es producido por ciertas bacterias tal como flavobacterium multivorurn, las cuales son de color amarillo. Las yemas de los huevos de gallina son una rica fuente alimenticia de luteína y de zeaxantina. En palabras sencillas podemos decir que la luteína y la zeaxantina son oftalmoprotectoras. Están en forma natural presentes en la mácula de la retina humana y filtran a la luz azul potencialmente tóxica y a la radiación cercana a la ultravioleta. El efecto protector se debe en parte a las especies de oxígeno reactivo extinguiéndose por la capacidad de estos carotenoides. Además la luteína y la zeaxantina son más estables a la descomposición por otros prooxidantes que otros carotenoides tales como el beta caroteno y el licopeno. La zeaxantina es el pigmento dominante en la fóvea, región en el centro de la mácula. La cantidad de zeaxantina gradualmente disminuye y la cantidad de luteína aumenta en la región alrededor de la fóvea y la luteína es el pigmento predominante en la periferia de la mácula. La zeaxantina la cual se conjuga totalmente (la luteína no) puede ofrecer una protección algo mejor que la luteína contra el daño fototóxico causado por el azul y la radiación luminosa cercana a la ultravioleta.

La luteína y la zeaxantina, los cuales son los únicos 2 carotenoides que se han identificado en la lente humana pueden ser protectoras contra los incrementos relacionados con la edad en la densidad del lente y la formación de cataratas. Otra vez la posible protección ofrecida por estos carotenoides puede deberse en parte a sus capacidades de controlar las especies reactivas de oxígeno.

La catarata es la opacidad del cristalino ocular o de su cápsula. La catarata puede afectar sólo al cristalino (catarata lenticular), a su cápsula anterior o posterior (catarata capsular), o a ambos componentes (catarata capsulolenticular). La catarata no duele y no se acompaña de inflamación. Puede producir ceguera porque impide el paso de la luz, pero el paciente tiene la capacidad de distinguir la luz de la oscuridad
Parece que la luteína y la zeaxantina son liberadas en la sangre principalmente en forma de lipoproteínas de alta densidad y en menor grado en forma de lipoproteínas de muy baja densidad.

La luteína y la zeaxantina se acumulan principalmente en la mácula de la retina donde se enlazan a la proteína retinal llamada tuberlina.

La zeaxantina se concentra específicamente en la mácula especialmente en la fóvea. La luteína se distribuye a través de toda la retina.

La baja ingesta alimenticia de luteína está asociada con hombres, fumadores y personas que beben alcohol, mientras que la alta ingesta alimenticia de luteína está asociada con mujeres, incremento en la edad y personas con hipertensión. Los alimentos que contienen altas concentraciones de luteína tales como el brócoli, las espinacas están asociados con los mayores beneficios de salud ocular.

En un estudio multicéntrico 776 sujetos con edades entre los 55 y los 80 años, todos diagnosticados con un estado avanzado de degeneración macular relacionada con la edad, se asoció una alta ingesta dietética de carotenoides con un riesgo 43% menor para la degeneración macular relacionada con la edad comparada con aquellos que consumieron bajas cantidades de estos carotenoides. La luteína y la zeaxantina fueron los más fuertemente asociados con este riesgo reducido de la degeneración macular asociada con la edad. Se ha sugerido como dosis mínima diaria de luteína la cantidad de 6 mg. para reducir el riesgo de degeneración macular y cataratas.

Esto es importante ya que existen en el mercado muchos productos de complementos alimenticios que únicamente contienen 0.25 mg. de luteína por tableta, lo cual no es suficiente como para producir un beneficio.

La degeneración macular asociada con la edad ataca la parte más sensible de la retina, un grupo de células que reciben el nombre de mácula y que están localizadas en su centro. Hay dos tipos de degeneración macular asociada con la edad, la seca o atrófica y la húmeda o exudativa. En el tipo de degeneración seca, causante de casi el 90% de los casos de degeneración macular asociada a la edad, se produce una muerte del tejido, causando una pérdida gradual de la visión. Frecuentemente, esa pérdida no va más allá de una borrosidad permanente en el campo central de la visión. En el tipo de degeneración húmeda, un crecimiento anormal de los vasos sanguíneos que hay bajo la mácula causa borrosidad

También hay evidencia epidemiológica de que la ingesta aumentada de luteína y zeaxantina están asociadas con un riesgo menor de desarrollar cataratas.

En un estudio epidemiológico aquellos que tenían las ingestas más altas de luteína y de zeaxantina tuvieron un riesgo 22% menor de sufrir de cataratas comparado con aquellos que consumieron cantidades más pequeñas de estos carotenoides.

El zinc es un mineral que forma parte de más de 300 enzimas que se requieren para cerrar heridas, sintetizar proteínas, ayudar a las células a reproducirse, preservar la visión y estimular la inmunidad (Bogden JD et al. Zinc and immunocompetence in the elderly. Baseline data on zinc nutriture and immunity in unsuplemented subjects. Am J Clin Nutr 46, 101-109, 1987) y protegernos contra los radicales libres, entre otras funciones.

El zinc está en las células de todo nuestro cuerpo. De hecho, el zinc funciona en más reacciones enzimáticas que cualquier otro mineral. Los requerimientos diarios de un adulto, son de 15 miligramos.

El zinc también está involucrado virtualmente en todos los aspectos de la inmunidad. Cuando los niveles de zinc están bajos, el número de células T disminuye, los niveles de la hormona del timo disminuyen y cesan muchas funciones de los leucocitos críticas para la respuesta inmunológica (Dardenne M. et al. Contribution of zinc and other metals to the biological activity of the serum thymic factor. Proc Natl Acad Sci 79, 5370-5373, 1982).

El zinc en dosis altas, inhibe la degeneración de la mácula que es parte integral del progreso de la degeneración macular asociada con la edad y ayuda a prevenir la pérdida de la visión en los pacientes con este tipo de degeneración macular.

El zinc retrasa el progreso posterior de las cataratas.
Hemos encontrado – a través de nuestras investigaciones – que la ceguera nocturna puede ocurrir como resultado de la deficiencia de zinc (debido al papel de zinc en la activación de la retinol dehidrogenasa – la enzima que cataliza la conversión de retinal en retinol).

Los estudios corroboran que el zinc es requerido para el funcionamiento óptimo del nervio óptico.
También sabemos que existen altas concentraciones de zinc en la retina de los ojos.

El uso concomitante de captopril, clortalidona, diuréticos tiacídicos interfieren con la complementación de zinc al aumentar la eliminación urinaria de zinc.

El consumo concomitante de café puede disminuir hasta en un 50% la absorción del zinc.